Sorpresa: en Brasil repudian el Mundial

Cuando Brasil obtuvo la organización del Mundial, un 79% de la población se mostró favorable y hasta me pareció poco porque Brasil es el país del amor al fútbol. Pero ahora, según la última encuesta de la ‘Folha de São Paulo’, sólo un 48% está a favor. El resto está en contra. La población repudia el Mundial como un gasto suntuario en estos tiempos de escasez general, y lo repudia tanto que lo hace ver cada poco con manifestaciones de todo orden y en todo lugar. Ayer nos llegaron las imágenes chocantes de los indígenas enfrentados a la policía a caballo. Plumas y arcos frente a escudos y cascos.

¡Brasil contra el fútbol! Me decía un amigo que le chocaría menos ver a los sevillanos manifestarse contra la mismísima Feria de Abril. Brasil es el único país que ha jugado todas y cada una de las ediciones de la Copa del Mundo, es el que más de ellas ha ganado, es el que produjo a Pelé y a Garrincha, y no es descabellado decir que tiene una imagen grata a ojos de todo el planeta en buena parte por el fútbol. Cuando le dieron la organización pensé, como tanta gente, que el fútbol iba a su casa, que allí viviría rodeado de afecto, luz y admiración. Nos podíamos temer retrasos, pero no repudio.

Pero lo hay. Ya no es ese 21% inicial de ‘eternos descontentos’. Ahora es una mayoría indignada por las condiciones de vida, por la corrupción, por la desdeñosa impunidad de la minoría abusona, la que salta a la calle contra este Mundial, un pretendido ‘panem et circensis’ con el que pretendían conformarles. Por todo el mundo corre una iracunda ola antisistema que estalla en Syriza, en Aurora, en Podemos, en Le Pen o en lo que sea. En Brasil estalla contra el Mundial. Algún día llegará la inquietud a la planta top de los rascacielos. Hasta ahora no llega. La muestra es Joana Havelange, que se ha lucido.