El Mundial de Qatar lo tiene muy difícil

Las acusaciones del Sunday Times son severas y son creíbles. Qatar habría alcanzado la victoria en la votación para el Mundial 2022 frente a Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y Australia, gracias a una intensa política de sobornos. El autor de los mismos, sería el que dice ser y llamarse Mohammed Ben Hammam, de origen qatarí. Los fondos salían, siempre según la información, de la constructora de su propiedad, Kemco. Qatar se desvincula. Da a ver que si hubo tal cosa fue porque lo habría hecho Bin Hammam por su cuenta y por sus propios intereses. Eso cuela muy difícilmente.

Asunto feo donde los haya. Los manejos para las elecciones de sedes para Mundial o JJOO suelen ser de aúpa. Recuerdo ahora que cuando Colombia renunció al Mundial-86 se lo acabó quedando México por delante de Estados Unidos. Kissinger declaró años más tarde que los manejos y conspiraciones en aquella lucha le hicieron nostálgico de las negociaciones de paz en Oriente Medio. No hay que extrañarse, pues, de nada de lo que ocurra en esas alturas. Ya Platini nos comentó en entrevista formal que en su famosa cena en el Elíseo entendió claramente la intención que había detrás.

Ahora, cartas boca arriba, ¿se puede mantener el Mundial en Qatar? Ya estaba a contrapelo por el obligado cambio de fechas. Ahora la FIFA, especialista en hacerse la tonta sin serlo, habla de repetir la votación “si se confirman las informaciones”. Un Mundial en Qatar tenía cosas a valorar. Era llevar el campeonato a una región del mundo nueva y hubiera contribuido a abrir aquel país y a mejorar las condiciones horrorosas de los trabajadores nepalís de la construcción. A cambio, estaba la importante incomodidad del cambio de fechas tradicionales. Ahora le llega un golpe que puede ser decisivo.