Le tengo un gran cariño a Rafa Varane. Es del norte de Francia como yo y ha sido criado en el RC Lens, el club de mi infancia. Nadie duda de que ya ha entrado en la lista de los mejores centrales del mundo, pero hay un par de cosillas que, últimamente, me han llamado la atención de forma negativa. Quizás haya sido por culpa de estos largos meses de lesión y de la lógica preocupación que esa maldita rodilla ha generado. Quizás sea porque no siempre parece muy bien aconsejado, pero echo de menos la naturalidad absoluta que había mostrado Raphael hasta ahora.

El que siempre hablaba con sencillez después de los partidos empieza a ver enemigos en los medios de comunicación. Y, sobre todo, él que siempre gritaba su amor por el Madrid se muestra ahora demasiado silencioso sobre su futuro. A todos los madridistas les hubiera gustado una respuesta contundente tipo “sólo pienso en el Madrid” cuando se le ha preguntado sobre el interés del Chelsea. Un futbolista que acaba de ganar la Champions con la camiseta blanca, siendo además titular en la final, no puede dejar dudas de este tipo. Espero de todo corazón que Varane no se deje marear por los cantos de sirena del Chelsea y los piropos de Mourinho. Rafa, tu casa está aquí.