Manolo Santana

Autógrafo para el hijo de Borg

Rafa Nadal ha vuelto a demostrarnos que es un campeonísimo admirable y sin límites. Da el callo cuando hay que darlo. Todos podían temer el hecho de que Djokovic venía de ganar sus cuatro últimos duelos directos, pero ahora resulta que, desde la final de 2012 en Australia, ganada por Novak, hasta esta final de 2014 en Roland Garros, Rafa y el serbio han disputado cuatro partidos de Grand Slam a cinco sets… y en esas cuatro veces siempre ha ganado Nadal. Y no sólo ha sido en Roland Garros: también sobre la pista dura y rápida de Nueva York, en el US Open. La conquista de nueve Roland Garros, cinco de ellos consecutivos, es una hazaña histórica para la que ya se me escapan los calificativos. Bjorn Borg me ha pedido un autógrafo de Rafa para su hijo.

Pero, ¿cuál fue la principal razón de la victoria de Rafa en un partido tan agónico y emocionante como el de ayer? Esta final iba muy complicada hasta el fin del segundo set. Cuando Rafa pudo hacer break al final de esa manga y ganar el set sobre el servicio de Novak, se veía que el panorama había cambiado y lo había hecho para mejor. Hacía mucho calor y Rafa imprimía un ritmo de bola increíble, tanto con sus tiros paralelos, que hacían muchísimo daño al tenista serbio, como con las bolas altas y llenas de topspin que levantaban a Novak Djokovic­ y le exigían un esfuerzo suplementario: este era el juego que yo le había visto a Nadal ante Andy Murray y que me hizo albergar las mayores esperanzas. No le veo límites a Rafa Nadal. Enhorabuena, campeón.