Esta semana los protagonistas han confirmado lo que ya les adelantamos en AS tiempo atrás. Quedaban algunos flecos por resolver pero ya es oficial que Lucas Cruz volverá a copilotar a Carlos Sainz en su etapa en Peugeot. Una magnífica noticia porque el catalán será una pieza clave en la búsqueda de la victoria en el Dakar, obviamente el objetivo del madrileño y de todo el equipo, quizá no con la inmediatez del debut en 2015 pero sí en el plazo más corto posible. La labor del copiloto siempre es importante en los rallys, pero sin duda adquiere la categoría de determinante en los raids, donde el acierto en la navegación es casi tan importante como la rapidez del piloto: por mucho que se corra no sirve de nada sin tener claro el rumbo correcto y el destino que se persigue.

Sainz tiene confianza absoluta en Cruz, diría que más que en ningún otro de los copilotos que le han acompañado en el desierto. Se entienden, se complementan y se conocen, así que el paso adelante respecto a ediciones anteriores será significativo. Juntos ganaron en 2010 con Volkswagen y deberían poder hacerlo de nuevo con este proyecto ambicioso pero cargado de incertidumbres. La apuesta por un buggy supone riesgos frente a la solvencia de un coche de tracción total, así que en Peugeot deberán trabajar a fondo los próximos meses para llegar en condiciones al reto del Dakar. Arrastran cierto retraso sobre lo previsto y el programa de desarrollo será exigente, un condicionante en el que la experiencia de Cruz sumada a la de Sainz puede ser muy valiosa.