Se quebró el espíritu de Neustift

La Selección ha experimentado un crecimiento exponencial desde que ganó la Eurocopa 2008. Futbolística y financieramente los triunfos la han colocado en otra dimensión. El fracaso de este Mundial al ser la primera selección eliminada de las 32 participantes hace poner la vista atrás para analizar los fallos que han podido llevar a este desastre inesperado. Y la primera reflexión es que se ha quebrantado el espíritu de Neustift. En aquel pueblecito austríaco del Valle de Stubai existió una armonía y una convivencia idílica entre los internacionales y los técnicos de la Selección y los enviados especiales. Aquel buen rollo entre informadores y periodistas no impidió el triunfo histórico de la Selección de Luis que fue el factor de un comienzo. Pero desde entonces se ha ido separando a los futbolistas de los periodistas. Se sigue pudiendo trabajar bien (la Federación facilita mucho la tarea de los periodistas), pero se ha querido alejar a los futbolistas, como se está haciendo ya en los clubes grandes de España.

En Washington se ocultaron dos sesiones matinales de trabajo. Y la magnífica carpa de trabajo para la prensa que la Federación encargó a Mediapro montar en el complejo de Cajú estaba diseñada para no ver a los jugadores llegar a las entrevistas individualizadas. No se sabe si es decisión de los futbolistas o de los técnicos y responsables de la Selección, pero sí se puede concluir que ya no existe aquel espíritu de Neustift. Quizá esté mitificado y sea una utopía repetirlo. Pero en aquel pueblecito de Austria se demostró que con buen rollo Selección-Prensa se podía ganar. Por cierto, hoy otra derrota aumentaría el fracaso. ¡A ganar!