Siento un enorme cariño y respeto por Adrián Campos. Y creo que se suele olvidar lo mucho que ha hecho por el automovilismo español; quedarse en su experiencia en F-1 resultaría simplista, porque sus esfuerzos han ido bastante más allá, incluyendo que por sus manos pasaran en su día dos fenómenos como Fernando Alonso y Antonio García. Por eso me han dolido casi como mías algunas decepciones que ha vivido ya siendo jefe de equipo, entre ellas la encerrona que le organizaron con Hispania Racing. De su desencanto surgió cierto alejamiento de un deporte que había sido su vida y su pasión.

Así que me alegré cuando decidió volver a la competición con su estructura y también me complace que esté entusiasmado con Álex Palou. Yo no he visto al catalán competir, pero entre la evidencia de sus resultados, lo que me cuenta Rafa Payá de él y la confianza que le tiene Campos, la verdad es que el chico me ilusiona. El de Alzira tiene buen ojo para esto de los jóvenes valores y sería fantástico que desde España también fuéramos capaces de empujar a un piloto nacional hasta donde pudiéramos, sin necesidad de mirar siempre hacía fuera. Si Campos acierta como en otras ocasiones, la cosa promete...