Que mire lo que le pasó a Özil...

Lo de Di María se veía venir. El argentino está amotinado emocionalmente (en el campo su actitud ha sido intachable) desde que arrancó la temporada. La llegada de Bale, con un caché superior (en la pizarra y en la nómina), le llevó a dejar caer en el mercado de invierno que quería dejar el Bernabéu. Ancelotti, hombre sabio y paciente, reconvirtió su enojo en arrojo. En el pasto, como dicen los argentinos, descargó toda su rabia y de eso se benefició el equipo. Sin ir más lejos, en Lisboa fue clave con la jugada a lo Gento que dio paso al 2-1 ante el Atleti que terminó de forjar la soñada Décima...

Pero Di María nunca se ha sentido querido en el Madrid, empezando por la planta noble. Es evidente que si su pensamiento es irse es mejor dejarle marchar. En el Madrid no debe estar nadie a disgusto. Pero que El Fideo valore lo que le pasó a Özil. El alemán gana en Londres dos millones más de lo que cobraba aquí. Pero vio la Décima solo y por televisión...