El corazón rojiblanco de Muniain

No entendí que la renovación de Iker Muniain no se anunciase de otra manera, a bombo y platillo. Fue el cuarto punto del día de Josu Urrutia, que luego sí exigió que se hablase más del de La Txantrea que de Ander Herrera. Si bien se esperaba la firma de al menos tres años, hay que celebrar que el corazón rojiblanco de Iker pesase sobre el vil metal. Créanlo o no, el Liverpool estaba pirradito por sus huesos. Tres temporadas más son bastantes como para que ambos hagan balance de su renovado matrimonio. Ni el jugador se tumbará a la bartola (no es su estilo en el campo), ni el Athletic debe dormirse.

Baste un detalle para comprobar la implicación de Iker, a veces criticado por salidas de tiesto, que cada vez son menos. En la víspera del partido de vuelta copero ante el Celta, su padre fue ingresado con un grave problema de corazón en la clínica que está bajo el nuevo campo. El chaval pasó una noche de perros junto a sus progenitores, que ayer paseaban de compra por Bilbao con la sonrisa de oreja a oreja. Aunque entró de urgencia al quirófano, decidió jugar y marcó dos goles.