Maracaná y ‘la final de los dos papas’

Esta se recordará con el tiempo como ‘la final de los dos papas’, por la rara coincidencia que se produce. Uno argentino, el otro alemán. Uno, declarado futbolero, hincha de San Lorenzo, el otro, pariente de Breitner y discreto seguidor del Bayern. Pero no, no ha sido el hilo directo con el Cielo lo que ha traído a sus selecciones hasta aquí, sino su mérito, su valía, su poder. Un poder alimentado por la tradición futbolera de sus países. Es la tercera final entre ambos. Y suman cinco títulos entre las dos. Podemos guardar los chistes irreverentes, aunque resulte inevitable aludir a la coincidencia.

Pero no es papa contra ex papa, sino Argentina contra Alemania, América contra Europa, Messi contra Müller, Mascherano contra Kroos y así siguiendo. Alemania es favorita en las apuestas y para mí, a no ser que Messi se sacuda por fin esa galbana que le invade desde hace meses. Aquella maliciosa suposición de que estaría guardando energías para el Mundial no se ha confirmado. Ha llegado éste y de Messi hemos visto lo que veíamos en el Barça estos meses: poca actividad y algunos detalles de genio. Nada que ver con el rayo mortífero del año de los 91 goles. ¿Será hoy el día de su regreso? No hay que desesperar.

Alemania presenta el poderío y la fiabilidad de siempre, pero abrillantados con un juego más armado y cuidadoso, que podemos pensar, con orgullo, que tiene influencias del tiqui-taca español. Tiki-taken lo hemos llamado. Versión alemanizada, menos premiosa y con más remate, pero juego cuidadoso en el manejo del balón. Lo contrario de lo que ha venido haciendo esta Brasil de Scolari que anoche sufrió más desconsuelo en el partido de consolación. Holanda se lleva el bronce, Brasil se lleva otro palo. Hoy no estará en Maracaná, escenario solemne para el partido que estamos deseando que empiece.