Segundo lunes del verano en el que contamos las bondades de las selecciones de baloncesto. Podríamos decir desgracias, porque con EE UU perdimos por dos puntos, y ayer, con Francia, en la prórroga. Mas no cabe lamentarse, sino celebrar las medallas, esta vez de las Sub-20, que regresan subcampeonas de Europa. Se podría caer en el error de que a fuerza de ganar medallas creamos que subir al podio es cosa menor. En absoluto. Igual que las victorias de Márquez no se devalúan por repetitivas, las del baloncesto, tampoco. En dos campeonatos que llevamos, nuestras chicas han ganado, entre otros, a Francia (de tres partidos, ayer nos ganó el primero), Italia, R. Checa, Polonia y Brasil, países donde el deporte es una referencia.

El hecho de que sean las selecciones femeninas las que están consiguiendo los mayores éxitos, es un excelente aval para traer a España el Mundobasket femenino absoluto de 2018. Este es el gran empeño de la Federación Española, y de conseguirlo supondría un enorme cambio en nuestro deporte, acostumbrado a vibrar con los más grandes campeonatos, pero a nivel masculino. El baloncesto está liderando este cambio. El año pasado fueron cuatro medallas de oro, este año van dos de plata (para que se vea que no es tan fácil ganar), y todas estas jóvenes que se están formando hoy en día al más alto nivel serán quienes nos emocionen en 2018. Se propusieron seguir la senda de los chicos, y llevan camino de superarlos. Al tiempo.