A Rizzoli nadie le pedirá explicaciones

En una buena línea estuvieron los árbitros asistentes, sobre todo en la primera parte. Al anular el gol de Higuaín en el minuto 29 a pase de Lavezzi por fuera de juego y en el 44’ al tocar Müller el balón rechazado por el poste. No se cortó un pelo Nicola Rizzoli para sacar dos tarjetas justas en el minuto 28 a Schweinsteiger por una entrada por detrás a Lavezzi y en el 33’ a Höwedes por entrada dura a Zabaleta. Controló bien el juego en el primer tiempo, en el que sólo debió advertir a Romero por una salida peligrosa con el pie en alto al blocar un balón.

En la segunda parte, paró rápidamente las duras entradas de Argentina con dos tarjetas en dos minutos. La primera en el 63’ por dura entrada de Mascherano a Klose y en el 65’ de Agüero a Schweinsteiger. Esto demostró la buena actuación disciplinaria de Rizzoli en las jugadas claras y conflictivas de tarjeta.

Pero luego dejó algunas otras que debieron significar la expulsión, como a Mascherano y Agüero, y Hummels, aunque éste no tuviese tarjeta. En la prórroga, Agüero hizo otra entrada con el puño en alto conectando al pómulo de Schweinsteiger, y mereció otra vez la segunda tarjeta, que el árbitro, en la línea del Mundial, ya no quiso sacar. Quiso sacar el partido sin que nadie le echase la culpa por jugar en inferioridad.

En resumen, bien dirigiendo el partido, neutral en sus decisiones y en sus errores y no perjudicó a ninguno de los dos equipos. Muy bien físicamente y, sobre todo, hay que destacar las actuación de los árbitros asistentes, que no fallaron en ninguna decisión. Rizzoli puede irse contento de su actuación.