Sin Froome y también ya sin Contador, Nibali se alza como gran dominador del Tour. Tras él, Porte; a continuación, Valverde. Los Vosgos han dictado sentencia. Quizá definitiva. Los tres ciclistas firmarían estas posiciones en el podio de París. Nibali, obviamente, pero no sólo por la victoria, sino por el significado que tendría: ser el sexto hombre, junto a Anquetil, Gimondi, Merckx, Hinault y Contador, en ganar las tres grandes; Porte, porque sería su primer podio en una grande; Valverde, porque por fin conseguiría subir al podio en el Tour, después de haber sido quinto en 2007 y octavo en 2013. Como las fuerzas son las que son, y los tres están satisfechos con sus posiciones, me da la impresión de que poco Tour vamos a ver ya.

Nibali ya no necesita más para ganarlo. La demostración que realizó ayer revalorizó su victoria. No se puede decir que está ahí porque faltan Contador y Froome. Es posible que no le hubieran podido aguantar. Ni siquiera le pudo resistir Purito en el último kilómetro, cuando éste llevaba nueve días reservándose, y perdiendo hasta casi una hora, para intentar ganar la etapa de ayer. Nibali ha llegado en un momento de forma extraordinario, y entre esta circunstancia y los percances de quienes se presentaban como sus máximos rivales, los pronósticos de que este Tour se iba a decidir en los Pirineos, ni siquiera en los Alpes, se han ido al garete. Un poquito de pavés y los Vosgos le han bastado a Nibali para atisbar la gloria a falta de doce días.