El Madrid arranca a la espera de Kroos y James Rodríguez, dos de los jugadores punteros de la Copa del Mundo. Vendrán, según todos los pronósticos, a ocupar las plazas en la plantilla y en el equipo de otros dos jugadores punteros del campeonato, Khedira y Di María, ausentes ambos de la final por lesiones breves e inoportunas. El poderío económico del Madrid es tremendo, tanto que se puede plantear estas cosas: prescindir de dos estrellas del Mundial para reemplazarlas por dos estrellas aún mejores. El colosal contrato de la Liga española, con su asimetría, da al Madrid (y al Barça) esas ventajas.

Por mi parte, los dos que vienen, o eso esperamos, me gustan más que los dos que se van, o eso creemos. Máximo respeto a Khedira, que ha rendido bien en el Madrid y mejor en Alemania. En el Madrid nunca ha sido tan brillante como en Alemania. La posición en el campo, quizá. O una desconfianza mutua con el espectador del Bernabéu. Quién sabe. Pero ha sido buen jugador en el Madrid y lo es espléndido en Alemania. En cuanto a Di María, es grande en más de una posición. Tiene clase e intensidad. Pero, por lo que sea, el Madrid y él no se han querido. Hace tiempo que desea marcharse.

Los dos que vendrán ilusionan. Kroos ha sido el suceso en el medio campo alemán, como centrocampista pleno, de ida y vuelta, presencia, quite, toque y hasta gol. Magnífico saque a balón parado. James Rodríguez juega con el ángel de los grandes zurdos de la historia, pero además tiene constancia, liderazgo y entereza. Los brasileños le pegaron con todo, con la tolerancia de Velasco Carballo. No se arrugó. Florentino, que solía fracasar en primavera y ganar en verano, esta vez viene por fin con el impulso de la Champions recuperada. Ganó en primavera, pero no creo que por eso renuncie al verano.