Luis Enrique reconstruye el Barça

No hace tanto, llegamos a ver un Barça perfecto, que parecía haber encontrado soluciones definitivas. Modélico en el juego y en el estilo. Unicef en el pecho y seis copas en un curso. Y con un número enorme de jugadores de cantera: Víctor Valdés, Puyol, Piqué, Busquets, Xavi, Iniesta, Pedro y Messi, a los que se incorporó Cesc cuando aquello ya era un carro triunfal. Había unos cuantos suplentes de cantera, el Barça B marchaba bien en Segunda. Aquello parecía no tener fin. Se pensaba (yo lo pensé) que el Barça había alcanzado soluciones definitivas con su modelo, con su escuela.

Creíamos que los siguientes mantendrían el tono, pero ya se ha visto que no es así. Montoya no entra, Bartra no es Puyol, Thiago se fue, Sergi Roberto no aparece. Ningún portero se ha acercado a Víctor Valdés. Ahora se ha ido este, se ha ido Puyol, se ha ido Cesc, Xavi levanta bandera blanca... Y no, el relevo no es lo que llegamos a pensar. La escuela es magnífica, pero los jugadores nacen. Luego mejoran. Pero nacen. Ha habido una generación extraordinaria que coincidió en el tiempo, por sus edades próximas. Pero va pasando. Y tampoco está ya Guardiola, el ojo del amo que engordaba el caballo.

Así que el Barça tiene que empezar por otro lado, como le pasa a La Roja, según hemos podido comprobar dolorosamente en Brasil. Así que ficha a Rakitic, jugador más dinámico, a Luis Suárez, una fiera del área, dicho sea sin segundas intenciones y a dos porteros. Repesca a Rafinha, que sí viene de la cantera. Busca centrales por ahí, con notable retraso, hay que decirlo. Con eso más lo que queda más algo más, Luis Enrique hará un equipo que necesariamente será diferente, porque no estará Xavi, que definía aquel juego. Y enfrente va a tener un Madrid descomunal. Lo tiene difícil.