James Rodríguez, la magia de los zurdos

James Rodríguez ya es en la práctica del Madrid. Ayer pasó por Barajas y se organizó todo un festival en torno a su figura. Hace un año no hubiera ocurrido, no era una cara conocida para el gran público. No es que fuera un desconocido, ya el Mónaco había pagado 45 millones por él al Oporto. Pero ni un club ni otro son seguidos por la afición española. El Mundial sí. Y en el Mundial gustó muchísimo por todo. Por su juego, por su liderazgo responsable, por su valentía, por sus goles. Un jugador de medio campo para adelante, con técnica e ingenio. Un jugador con verdadero peso en los partidos.

Y con el encanto particular de los zurdos, que cautivan. Cautivan porque en general juegan mejor el balón. Por razones que se me escapan, las mejores piernas izquierdas manejan mejor el balón que las mejores piernas derechas. O le pegan más fuerte. Posiblemente no haya habido una pierna mejor que la zurda de Maradona, a la que precedió la de Puskas. Dicen que nadie chutó tan fuerte como Pepe, el once del santos de Pelé, y tampoco hemos visto jamás regate con el balón pegado al pie como el de la mejor versión de Messi. Alguna explicación habrá, pero sí: los zurdos manejan mejor la pelota.

James es un zurdo exquisito, en corto y en largo, y además con una continuidad que les falta a muchos jugadores de su zona del campo, y me estoy acordando de Guti, zurdo de tronío. Por James se irá Di María, otro zurdo grande, que dejará 60 de los 80 millones que cuesta el nuevo fichaje. Da lástima ver a Di María marcharse con el recuerdo tan reciente de su exhibición en la final de Lisboa y da pena también ver que a Isco le llega una competencia de mucho vuelo. Pero James Rodríguez es jugador para el Madrid, si hay que fiarse por lo visto en el Mundial. Y no hay mejor vara de medir que esa: un Mundial.