Un ataque sin sentido de Valverde

El Tourmalet es un coloso del Tour de Francia que en ocasiones decidía muchas cosas. Pero ayer, un puerto de esa categoría y a cincuenta kilómetros de meta sólo sirvió para castigar a los ciclistas, lo mismo ocurre en los toros que los pican un poco para amansarlos cara al final. Ayer vimos un Vincenzo Nibali que controló en todo momento su subida al Tourmalet con toda su artillería, en cambio Alejandro Valverde atacó sin ninguna lógica en el descenso. El líder, con tres gregarios, quería ganar y los guardó. Sus otros rivales, como Thibaut Pinot, siempre estuvieron a rueda de Nibali sin sufrir. El murciano, lo único que logró en ese ataque en la bajada fue fundir a dos compañeros que le hubiesen sido de mucha ayuda en la subida al Hautacam y para no perder el segundo puesto en la general. Ahora sólo queda dejarlo todo a una moneda al aire: los 54 kilómetros de contrarreloj. Lo tiene muy complicado el líder del Movistar, porque en la crono cuentan mucho las fuerzas y en las dos últimas etapas lo hemos visto muy desgastado. Pienso que lo va a tener muy difícil, pero ojalá me equivoque y consiga subir al cajón de los Campos Elíseos.

Hay que destacar también la valentía de Mikel Nieve por brindarnos una gran etapa. No falló el del Sky. Trabajó casi ochenta kilómetros solo, sin la ayuda de su compañero de fuga Kadri. Si no llega a ser porque Nibali quería acabar a lo grande la ronda gala, él hubiese sido el justo vencedor. No siempre gana el mejor sino el que más suerte tiene, y ayer Nieve no la tuvo.