Un podio de pilotos felices

Llovió menos de lo previsto en el GP de Hungría pero lo suficiente para aportar incertidumbres que condicionaron el desarrollo de una de las mejores carreras del año. Hubo alternancia en las posiciones, accidentes, coches de seguridad y emoción hasta el final, un desenlace inesperado diría que para la mayoría (no ganó un Mercedes) y con tres pilotos en el podio felices por diferentes motivos. Quizá el que más, lógicamente, el ganador Ricciardo, que ya suma dos victorias esta temporada y sigue complicándole la vida a Vettel.

Alonso también tenía motivos para estar muy satisfecho. No pudo concretar en triunfo el liderato que exhibió en dos fases de la carrera, pero una segunda posición es mucho más de lo que se podía esperar tras lo visto de nuevo durante el fin de semana. Le ayudaron las circunstancias y el acierto estratégico de Ferrari (esta vez sí), pero él volvió a demostrar que su talento es sencillamente descomunal. Y hablando de talento, qué decir de Hamilton: del pit lane al tercer peldaño del cajón en un circuito en el que tan complicado es adelantar.