Del Bosque y "el lío en el que nos metió Holanda"

Caballeros. El Mundial de fútbol fue una Expo, una feria y también un tremendo lío del que salió de todo. Salieron mordidas que ahora se dirimen en los tribunales del fútbol, porteros que han desestabilizado viejas porterías, fichajes caprichosos hechos por clubes a los que les sobra el dinero, y también fracasos que fueron muy difíciles de digerir. También dio de sí algún que otro caballero de los que ya se tenían noticias pero que se crecieron en la derrota. Que es donde, como decía Kipling, se ve quien vale y quien resulta pasable.

Follón. Fue un follón para España, quién no lo recuerda; lo fue de tal manera que ha afectado a la organización de los clubes, como queda dicho, y estuvo a punto de desbaratar a la propia Selección en su estructura más delicada, los que mandan en ella. Los fracasos se tienen que digerir despacio, pues en caliente nadie acierta nunca, ni siquiera cuando el partido va a mil por hora. Hay que parar y templar, y después seguir, para que ese follón no sea doble.

Palabras. En primer lugar, había que elegir bien las palabras para definir el fracaso y había también que atender lo que dice Julio Cortázar en un famoso título: ‘No se culpe a nadie’. Después de nuestro fracaso, Pep Guardiola, que terminó su propio año herido de importancia, salió en defensa de esa sensatez y dijo, entre otras cosas, que no conocía mejor profesional para pilotar la consecuencia de aquella tragedia futbolística que… Vicente del Bosque. No sólo me pareció sensato sino caballeroso. Ahora, cuando lo dijo Xavi el día en que anunció que dejaba la Selección, pensé lo mismo: Este muchacho es un caballero. Un caballero sensato.

Definición. Un caballero, por cierto, al que en seguida rindió justicia el propio Del Bosque, en un artículo que publicó en El País glosando la figura del centrocampista. Ahí dijo Del Bosque algo que me llamó la atención, después de poner en valor lo que ha significado y significa Xavi como banderín de enganche del fútbol moderno que practica en su club y que practicó en el equipo nacional. Eso que dijo Vicente me parece la mejor definición de la tragedia mundialista: “El lío en el que nos metió Holanda”. Le habíamos dado vueltas en los periódicos y en la calle y no habíamos llegado a tal simplificación. El lío en el que nos metió Holanda. Fue el que pudo llevarse por delante a Xavi, por ejemplo. Gracias a la sensatez que veces impera ya quedará esa huella como el surco de un lío, y está bien que, extraídas las enseñanzas, eso se quede ahí.