La sincro va al cupo de medallas

Dos finales, dos medallas. La sincro española va al cupo de medallas. Cupo que puede ratificar hoy si, como se espera, sube al podio en las otras dos finales. Un éxito. Aunque la expedición española está mosca. Los dos bronces no han contentado a nadie. Las declaraciones el día anterior de Esther Jaumà, entrenadora del equipo español, son muy fuertes: “Las notas están puestas antes de empezar”. Así justifica que Ucrania nos haya adelantado. No me gusta este victimismo. Si lo que denuncia Jaumà es verdad, es para armar un escándalo, retirarse de la competición y dejar en evidencia a los jueces y a la Federación Internacional. Ayer, sin embargo, comenzamos a aceptar el resultado y a reconocer cierta superioridad de las ucranias.

No será para tanto entonces. En la sincro la victoria no la decide ni el crono ni la cinta métrica, sino unos jueces, y existe, por tanto, un elevado riesgo de subjetividad. Si existe una predisposición a puntuar alto a los mejores países, de eso también nos favoreceremos nosotros, que llevamos años sin bajarnos de los podios. La superioridad de Rusia no se discute; la nuestra, tampoco, pero tenemos que pelearnos con otros países. Ucrania, esta vez, nos ha pasado. ¿Porque es mejor? ¿Porque se echa en falta a Anna Tarrés? ¿Porque los jueces lo tenían decidido de antemano? Se puede comprender la decepción, pero tenemos que quedarnos con la satisfacción de que mientras sigamos en el podio, las niñas continuarán jugando a la sincro en las piscinas.