Pasa la mano sobre su blancura y verás qué nevada melodía esparce en copos sobre tu hermosura”. En estos días en que conmemoramos el 78 aniversario del asesinato del inmenso poeta español no podía olvidar a Federico García Lorca. Y menos este verso que alaba la blancura y, por consiguiente, me recuerda al Madrid. Además, sé que una persona muy cercana a Carlo Ancelotti ha dedicado su vida a transmitir con pasión la poesía del genio granadino a varias generaciones de estudiantes. Así que, cuando mis compañeros de AS me pidieron que mi columna de hoy tratase del míster, me pareció evidente citar a García Lorca. Porque el Real Madrid de Ancelotti vive y juega con una armonía digna de un verso del gran Federico.

La poesía encuentra su verdad en la adecuación entre la belleza de las palabras y el ritmo que el escritor impone. A veces rápido, a veces más lento. Depende del momento. Igual que este equipo que nunca se deja encerrar en un único estilo. Ancelotti pone los jugadores y sus bellos talentos en el césped y define alternativas que les permiten jugar directo a una velocidad tremenda o multiplicar los pases hacia un lado. O hacia otro. A veces verso libre, a veces soneto, a veces décima, a veces oda… Este Madrid tiene muchas formas de contarnos sus partidos y lo que más me gusta de los nuevos fichajes es que ni Kroos, ni James, ni Keylor van a romper la armonía que Carletto ha sabido dibujar. Por todo ello la generación del 2014 va a marcar una época…