El consuelo de un triunfo aislado

Vuelve la Fórmula 1 tras el parón veraniego. Una segunda parte del campeonato con ocho grandes premios y el título en juego únicamente entre dos pilotos de una misma escudería. Mercedes se encuentra en la situación que todos ambicionan, con Nico Rosberg y Lewis Hamilton liderando un Mundial prácticamente monopolizado por ellos en las posiciones de cabeza, excepción hecha de Daniel Ricciardo, la revelación de la temporada. Por desgracia para los aficionados españoles, Fernando Alonso se queda fuera de los pronósticos, tampoco llegará su tercera corona en 2014. Hace apenas seis meses nos ilusionábamos aún en esta nueva era de los monoplazas híbridos; hoy habitamos en la decepción de lo que pudo haber sido y no fue.

Al menos sabemos que el asturiano no nos defraudará, siempre está ahí dispuesto a darlo todo para neutralizar las carencias del Ferrari. No sirve de mucho cuando la ambición sólo debiera ser la del triunfo, pero esa actitud deja abierta una rendija a la esperanza. Si Ricciardo ha sido capaz de llevarse dos triunfos aprovechando las debilidades aisladas de los Mercedes, ¿por qué desechar esa hipótesis para Alonso? Es poco probable, pero me niego a pensar que imposible, cuando aún quedan tres meses de carreras. Si el español es capaz de mantener el tono, si no se cansa de llegar hasta donde no lo hace su coche, quién sabe si la fortuna un día nos regalará al menos una alegría en este año triste y gris. Sería una bonita recompensa al pundonor de Alonso.