Compareció Ancelotti ante la prensa para decir que se va Di María y Khedira se queda. Natural. Di María puede ser transformado en un cheque valioso, Khedira no. Khedira es un buen jugador, fogonero del medio campo, pero Di María es algo más, porque va y viene y además rompe. El Madrid ahora le culpará de que se va porque quiere. Pero quiere irse porque en su puesto ficharon a Bale y cuando se adaptó a otra zona del campo, con esfuerzo y éxito similares, le ficharon a James. Y le ofrecieron renovar pagándole como el número once de la plantilla y él piensa que era más que eso.

Di María es un buen jugador y además tenía para este Madrid un valor estratégico sobre el que no hay que insistir. Su cadáver no hay que cargarlo sobre la espalda de James Rodríguez, que además podría con ello, a poca suerte que tenga. Es un jugador extraordinario. Si Di María, estrella de la final de la Décima, se va, es porque este Madrid está concebido desde las luces de neón, no desde una lógica futbolística. Es un Madrid de programación alocada, al que le sobra dinero para juntar a Cristiano, Bale y mejorar el sueldo a Benzema. Eso sí: no hay dinero para retener a Di María, que no vende camisetas.

El curso pasado las encuestas daban que Mourinho era ‘antiespañol’, como consecuencia de lo cual el Madrid compró a Illarramendi e Isco por casi 70 millones. Ahora que España ha dado el cante en el Mundial, lo español no viste tanto, así que en sus lugares vienen Kroos y James, figuras en Brasil. Pero como el dinero no es infinito hay que vender a Di María. Y Ancelotti que se apañe. Él levanta la ceja, dice esto y lo contrario, sube los hombros y si le gana el Atleti qué se le va a hacer. Ahora viene el Córdoba. Le faltará Di María, pero allá se las apañe. Tiene buenos jugadores y ya salió del paso el curso pasado.