Caterham ahora es un destino incierto

Siempre es una estupenda noticia que pilotos españoles puedan acceder a la Fórmula 1. En esa lista de espera se encuentran ahora Roberto Merhi, de forma inminente, y Carlos Sainz Jr., quizá antes de que acabe el año, ambos por la puerta que se les ha abierto en Caterham, una escudería en situación financiera muy delicada y que necesita la aportación económica de quienes aspiren a sentarse en sus monoplazas. Asumiendo lo positivo que puede tener este debut en los grandes premios del castellonense y el madrileño, no puedo ocultar cierta inquietud por la presencia de Colin Kolles al frente del equipo. Ahora se ha sabido que casi cuarenta trabajadores que fueron despedidos a la llegada del nuevo propietario y gestor denunciarán a su antigua empresa por el supuesto incumplimiento de los compromisos que había adquirido respecto al finiquito.

No olvidemos que Kolles es un personaje un tanto turbio que se mueve siempre en el límite de lo admisible… cuando no lo rebasa. Al vallisoletano Roldán Rodríguez le lió una buena cuando le prometió un volante en su etapa de Force India y los responsables de HRT también cuentan lindezas del comportamiento de este rumano cuando tuvieron que realizar la transición del proyecto que bajo su tutela fue Hispania. Por eso me preocupa que la historia pueda repetirse, que cuanto está ocurriendo en las negociaciones con los españoles tenga un trasfondo que ahora desconocemos y la cosa quede en papel mojado… o en algo peor. No quisiera precipitarme en mis valoraciones, sólo espero que todo salga según lo previsto y veamos a uno de ellos (o a ambos) en una parrilla, incluso en el que en estos momentos es el peor coche de la F-1. Pero conviene estar atentos por lo que pueda suceder.