El Rayo del tercer proyecto de Paco Jémez tiene las mismas virtudes y los mismos defectos que mostró el de la pasada temporada: hace regalos en defensa, que le cuestan muy caros, y necesita generar varias ocasiones de gol para concretar una. Abdoulaye, Manucho y Kakuta desconocían posiblemente esos detalles, pero el senegalés dio un pase a José Rodríguez que hubiera firmado cualquier jugador del Deportivo para hacer el 1-0 y el angoleño y el francés acabaron perdonando dos claras oportunidades para neutralizar ese tanto.

Apartir de ahí, el cuadro vallecano empezó a exhibir sus virtudes. El Rayo comenzó a ser el Rayo y Bueno hizo buena esa aparición. El mediapunta realizó el pasado curso su mejor campaña en el capítulo goleador y ésta la inicia con dos dianas para que el equipo franjirrojo acariciase la posibilidad de imponerse en un estadio en el que nunca lo ha hecho en Primera División. Sólo lo impidió un nuevo regalo del central senegalés, que permitió que el Deportivo empatase en el tiempo de prolongación. Por todo esto, este Rayo transmite que está llamado a hacer grandes cosas en el momento en que consiga pulir esos defectos que parecen heredados del año pasado.