Irán, capital Pamplona, Saúl como estrella UEFA y el drama de Batistuta

Un persa en la Liga. Karim Ansarifard (1990) es el tercer futbolista iraní en la historia de Osasuna después de Masoud y Nekounam, que ha apadrinado su fichaje. Desconocido para el gran público, Ansarifard estuvo a punto de fichar por el Borussia Dortmund en 2010, cuando después de marcar 55 goles en 123 partidos con el Saipa iraní fue escogido por revistas especializadas como uno de los tres jugadores más prometedores del fútbol mundial junto a Wilshere y, curioso, Chicharito. No saltó a Europa y sólo jugó en el Persépolis y al Tractor Sazi. Pamplona, que en su día abrazó a británicos como Sammy Lee o Michael Robinson, y polacos como Urban, Kosecki, Staniek o Ziober, apadrina ahora persas.

Jóvenes talentos. La UEFA ha incluido a Saúl Ñíguez (1994) en su lista de diez jugadores más prometedores de la presente edición de la Champions. Pretendido este verano por media Liga (Celta, Depor, Granada, Rayo) y finalmente por el Valencia, Saúl está para la UEFA al nivel de futuras estrellas como Zuffi (Basilea), Hojberg (Bayern), Talisca (Benfica), Sterling (Liverpool), Kondogbia (Mónaco), Aurier (PSG), Neves (Oporto), Iturbe (Roma) y Naby Sarr (Sporting de Portugal). Ahora necesita las oportunidades de Simeone.

Rey de Heliópolis. Hasta que llegó al Betis, Rubén Castro había jugado en siete clubes (Las Palmas, Albacete, Depor, Racing, Nàstic, Huesca, Rayo) en seis años. En su quinta temporada de verdiblanco, tiene un reto: convertirse en el máximo goleador de la historia del club. Ante el Numancia marcó sus goles 84 y 85 y ya sólo tiene por delante a Rogelio (92), Rincón (93) y Manolo Domínguez (94).

El drama de Batistuta. Otro delantero de leyenda fue Gabriel Batistuta, que hace una semana sorprendió con una entrevista desgarradora a TYC: “Dejé el fútbol y de un día para otro no podía caminar. Me oriné en la cama, teniendo el baño a tres metros, porque no me quería levantar. Me fui a ver al doctor Avanzi y le dije que me cortase las piernas. Me miró y me contestó que estaba loco. Llegué a ver a Pistorius y decirme que esa sería mi solución”. Batistuta no tiene cartílagos ni tendones y sus 86 kilos están apoyados sobre los huesos. Afortunadamente, ha mejorado y hoy juega a golf y polo.