Curry, al rescate. Estados Unidos se ha vuelto ya más peligroso por el crecimiento de Stephen Curry. Un jugador diferente al que le ha costado diez días coger la onda, bien del baloncesto FIBA o bien de compañeros y rivales. Sus piernas y su instinto de tirador están en ritmo, como demostró en el partido de ayer en Barcelona contra México. El abrelatas para defensas zonales y atascos provocados por los cambios defensivos de los rivales. Con Harden y Kyrie Irving dedicados a pasar el balón, Curry es el foco exterior que necesita Krzyzewski en busca del equilibrio.

Ayón se reivindica. Gustavo Ayón es un jugador NBA, aunque por ahora no se lo hayan reconocido demasiado en la liga estadounidense. El mexicano utilizó el partido de octavos contra EE UU como reivindicación. Quizás haya acusado las interrupciones por lesión o quizás le haya perjudicado el que su mejor virtud sea la condición de guerrero, cualidad general en los jugadores aztecas como ya demostró Eduardo Nájera o pone en práctica en la actualidad el base Jorge Gutiérrez. Una cualidad que en ocasiones desmiente otras virtudes. Quien se lleve al pívot, se llevará una joya. A la NBA le interesa Ayón, por imagen y reclamo. A Ayón le conviene un agente más poderoso.

Croacia tropezó y cayó. Croacia se cayó del torneo por méritos propios. Siempre es duro perder frente a jugadores no tan buenos, frente a un equipo como Francia que pone sobre el parqué bases de mayor orden y seguridad, mejor pizarra, mejor guión, mejor memoria y una muy superior disposición al placer que genera sumar una asistencia. En medio del atasco de imprecisiones, Francia fue más inteligente en el tercer cuarto y priorizó defensa y contraataque. Con su equipo 16 abajo, Repesa tuvo que exprimir a Tomic en la pintura, hasta que lo fundió por fatiga y no pudo disponer de él en los instantes decisivos.

La tristeza de Bogdanovic. Cuando sonó la bocina del final con la victoria de Francia, el rostro de Bogdanovic era todo un poema. Se le fue por el desagüe el esfuerzo de los 27 puntos anotados, se pilló los dedos con el portazo con el que se cierra esta etapa europea que no acabó bien ni con Fenerbahçe ni con su selección. El futuro está en Brooklyn y no es sencillo, le han pedido que supla el rol de Paul Pierce en los Nets.