Pau Gasol, lección aprendida

Pau Gasol yace en el parqué del Palacio de Deportes con las manos en la cabeza, ocultando sus ojos, unas lágrimas que no puede controlar. Derrotado. El momento más duro de su carrera. No, no soy un agorero. No es el futuro, el futuro próximo, sino el pasado más amargo: el Eurobasket 2007. España acababa de perder el oro por un mísero punto (59-60) tras un lanzamiento forzadísimo de Gasol que no entró y una canasta previa con suspense del ‘ruso’ Holden. De haberse jugado aquel partido otras diez veces, al menos en nueve hubiera ganado España. Lo saben hasta en Moscú.

Ayer, Pau Gasol volvió a pisar en partido oficial el escenario del crimen: seis años, once meses y 20 días después. Junto a él, otros seis compañeros de aquella Selección. Un guiño del deporte, que ofrece revancha casi al mismo ritmo que reparte lecciones. Seguro que Pau lo pensó antes de partido. Algunos, en la grada, lo comentaban también. ¿La respuesta de Gasol? Trece puntos en ocho minutos en perfecta armonía con Ricky Rubio. Sin autocomplacencias, con exigencia máxima. En la vida todo se aprende, también a cobrar revanchas.