La Camperona no se olvidará

Paisajes de ensueño, rampas descomunales, público a miles, dos ciclistas dejándose la vida por ganar, media docena midiendo el límite de sus fuerzas, porque la cosa no acababa ayer con la Cuestona, la más dura de España; hoy llegan los Lagos, mañana es Somiedo, y aún quedarán los Ancares el sábado. Es la Vuelta, que nos devuelve un ciclismo lleno de pasión, competitivo al máximo y que atrae a entendidos, aficionados y curiosos. La Camperona ha sido el último invento de la Vuelta. Puestos a medir sus tres kilómetros de ascensión, superan en dureza al Angliru, al Cuitu Negro, a la Bola del Mundo... Eso son palabras mayores. ¡Y las gentes del valle de Sabero, tan orgullosas! Los mejores ciclistas del mundo no olvidarán lo que ahí se cuece.

Rampas que dejan tirado al más pintado en cuanto alguien tensa la cadena. Las diferencias resultaron escasas para la que se podía haber armado, pero los grandes llegaron muy enteros a La Camperona y los ataques fueron medidos. Pese a tantas precauciones, Contador pegó un hachazo a Valverde, y Froome dejó a todos mosqueados. La victoria, para todo un ganador del Giro, Hesjedal, lo cual es un prestigio para la cima. Ante Zaugg, de Suiza, país que es sinónimo de grandes cimas. Así que todos contentos con La Camperona, en cuyas cuestas pudo batirse el récord de afluencia en una etapa de estas características. Calculen: si en un momento cualquiera bajaban 142 personas por minuto, y la evacuación duró más de una hora...