La Vuelta a España, además de una carrera, es una familia. Una familia formada por 2.500 personas que hacen posible la celebración de la prueba. Hoy faltará uno. Ayer no llegó a la meta. Eusebio García, agente de la Guardia Civil que abría la carrera, falleció en una caída. La Vuelta es una competición de riesgo. Para los ciclistas y para la legión de acompañantes que cada día hacen cientos de kilómetros en carrera y fuera de ella. Eusebio ha sido la última víctima. La Vuelta quedó conmocionada. Pero tuvo que seguir adelante. Es el homenaje que hace a quienes caen, porque estos mismos así lo pedirían. Eusebio, la etapa de ayer fue por ti. La mejor etapa en lo que va de carrera. No te merecías menos. Fue la etapa que no se pudo ver en el Tour.

Nada menos que Contador y Froome, mano a mano. En las cuestas de La Farrapona, subiendo hacia los lagos de Somiedo. Después de pasar La Cobertoria y San Lorenzo. Valverde y Purito quedaban atrás. La Vuelta se les escapaba. Ganó Contador, que es un ciclista valiente. Siendo el líder no tendría necesidad de atacar, pero al margen de su ambición innata, tampoco se fía. Ahora mismo, Contador disfruta de más ventaja que cuando ganó la Vuelta en 2012 por 1:16 a Valverde, 1: 37 a Purito y 10:16 a Froome. Pero las circunstancias son distintas. Sobre todo con respecto a Froome, que está muy vivo. Por algo estaba entre los favoritos a ganar el Tour. Contador, también. Ambos ponen el listón de la Vuelta muy alto. Y esto aún no ha acabado.