A las puertas de un derbi, el Cholo habla para el periódico ‘Clarín’ de Argentina. También del Atlético, una marca en su vida, un lugar de privilegio al que le une la historia. Y del Catania, el periodo del que mejor nota personal se pone. Y defiende su estilo, cuestionado desde algunos rincones del purismo, aunque indiscutible por eficacia, con un viejo axioma: “Jugar bien es ganar”. Hasta se refiere con indisimulado remordimiento a la expulsión por la cual aún no puede sentarse en el banquillo. Con una apostilla desafortunada, por cierto. “Eso no me lo podría permitir en la selección”, afirma, como si en el Atlético sí pudiera. Sin reparar en que en el Manzanares el buen comportamiento es igualmente una exigencia y la estatura moral no es inferior.

Habló de mucho, tratando de guardar las formas con todos, pero sin mencionar el derbi. En todos estos años nunca ha formado parte de su paisaje de frases. Jamás antes. Ni siquiera en las horas previas. Y si acaso para someterse más que para agitar. Luego en el campo es otra cosa, lo vive como un asunto capital, de forma obsesiva. Pero antes es como si viera pasar el tren. Lo que, las cosas como son, al principio molestaba. Pero los atléticos ya han concluido que forma parte de un plan. Simeone no habla de derbi, como si no existiera. Pero lo jugará. Nunca falla.