Sergio Ramos tiró de galones en Valencia para lanzar el penalti a lo Panenka que abrió la goleada de España a Macedonia en el primer partido de clasificación para la Eurocopa de Francia-2016.

Toni Grande, seleccionador ayudante, había indicado en el vestuario que, en el caso de pena máxima, los lanzadores designados eran Cesc Fàbregas y Koke, por este orden. Pero en el minuto 14, cuando se produjo la falta de Mojsov sobre Silva que el árbitro, Sidiripoulos, sancionó con penalti, el sevillano, que tenía entre ceja y ceja alcanzar su décimo gol con la Selección, se fue a por el balón con la idea de repetir el penalti a lo Panenka que ya le encumbró en la tanda de penaltis contra Portugal en la Euro 2012.

Cesc le recordó las instrucciones de los técnicos, pero Ramos le pidió que le cediera el turno porque tenía buenas sensaciones. Tras un corto diálogo entre ambos y una mirada de reojo al banquillo, Sergio cogió el balón y batió a Pacovski. Cesc fue el cuarto jugador en llegar a la piña, en sumarse a la celebración por el gol del sevillano, que jugaba su partido número 122 con La Roja.

Pero este suceso fue algo extraordinario. Cesc sigue siendo el primer lanzador de penaltis de la nueva España. Cedió el turno para que Ramos alcanzara su gol número diez con La Roja. Pero el próximo lo tirará él, y en su ausencia Koke... con el permiso del jefe Ramos.