Velocidad. Esta es la palabra clave que debe aplicar el Real Madrid para no caer en la red del Atlético. Si mueve el balón lento, si los movimientos resultan previsibles, si no hay factor sorpresa en cada acción, el equipo de Ancelotti estará chocando contra un muro. ¿Y quién debe aparecer en esta fiesta? Sin duda la grada del Bernabéu espera a Cristiano, que es muy fiable; a Benzema, que espabile en la lucha... Y a Bale. Bale, desaparecido en combate desde que acabó el verano. Un portento de futbolista que en la pretemporada deslumbró, anunció grandes gestas y que se ha disuelto en la temporada oficial.

Es un derbi para Bale en dos sentidos: de un lado porque le toca reeditar cosas como el gol de la final de Champions; y la más importante, porque el Madrid le necesita en plenitud, valiente, participativo, asociado y efectivo. El Atlético se cierra, ahoga en la banda, va a por todas. Bale es el tipo de futbolista que tiene piernas para sortear defensas, encarar y ponerla o disparar. Simeone pondrá cepos por las bandas para evitar el asalto, es listo. No obstante, igual que se le pide a Cristiano sus máximos, también al galés se le debe exigir que hoy no busque el burladero. Tiene calidad para decidir.