Mercedes no ha resuelto su problema

La rivalidad entre compañeros de equipo es tan antigua como las carreras. Cualquiera de ellos asume que su primer desafío debe ser superar a quien comparte box con él, puesto que en teoría compiten con las mismas armas y es su referencia más directa. Cuando, además, lo que está en juego es la gloria de un triunfo y mucho más de un título las hostilidades pueden alcanzar niveles inimaginables, difíciles de gestionar por los responsables de la escudería. Quizá las que a finales de los 80 protagonizaron Alain Prost y Ayrton Senna en McLaren se encuentran entre las más sonadas de la historia de la Fórmula 1; es por ello que el francés puede hablar con conocimiento de causa de lo que ahora ocurre en Mercedes con Nico Rosberg y Lewis Hamilton.

Coincido con Prost en que el conflicto no está resuelto en la escudería de la estrella. No creo que una simple conversación con los implicados, incluyendo un toque de atención al líder del Mundial, sea suficiente para apaciguar los ánimos. Obviamente ninguno de ellos se va a conformar y mientras que puedan luchar libremente lo harán hasta las últimas consecuencias y en esas circunstancias las instrucciones de Wolff serán baldías. Mi opinión es que la única salida posible es que Mercedes se decante lo antes posible por alguno de ellos y marque una estrategia clara al respecto, tomando las decisiones que sean necesarias para evitar complicaciones. Cualquier otra solución supone confiar en una complicidad de los afectados que no existe.