Evolucionar también en lo personal

Lorenzo no tiene tan buen cartel entre muchos aficionados como el que disfruta Márquez. Es cierto que en el pasado cometió, como todos, ciertos errores fuera y dentro de la pista; puede que algunos de ellos aún le estén pasando factura. Sin embargo, yo al menos valoro muchísimo la evolución personal del mallorquín, porque su talento y calidad como piloto no merecen ni siquiera discusión por obvios. Las carreras han sido su vida desde que era un crío y tanta exigencia llegó a condicionar su formación y su personalidad, pero ha sido capaz de tomar el timón de su realidad, modelar su carácter y tener una perspectiva global mucho más inteligente y apropiada.

Me congratulo de que así sea, Jorge dejará algún día de ser piloto y le quedará toda una vida por delante para intentar seguir siendo feliz, puede que incluso más, lejos de los circuitos y sin pagar el alto tributo que hubiera supuesto verse atrapado en su propio egocentrismo. Este año, sin ir más lejos, me está encantando la forma en la que asume la superioridad incontestable de Márquez y la búsqueda de soluciones desde el sentido común, lejos de rabietas inútiles. Considera excesivamente duro a Marc, sí, pero lo hace aceptándolo como parte del juego aunque no le guste. A eso yo lo llamaría madurar...