Zancadillas a Sergio y Alcácer y mil sudaderas verdes para Clough

Revelación. Sergio Álvarez, ídolo estos días del celtismo después de su partido en el Calderón y, especialmente, del penalti que paró el martes a Medunjanin en el derbi, parecía tener los días contados en el club hace dos meses. Entonces, a la vuelta de la gira por Inglaterra en pretemporada, Berizzo pidió otro portero. Ni él, apenas un par de partidos en Primera a sus 28 años, ni Rubén, chico que apuntaba después de haber sido titular en la selección Sub-19, le habían llenado. El Celta se planteó cortar a Sergio en mayo. Una cláusula le permitía rescindir el contrato con una leve penalización económica. Por suerte, no lo hizo.

Triunfador. Como Sergio, Alcácer también está de moda y tampoco lo tuvo fácil. El lunes, en Getafe, cumplió 50 partidos en la élite y ya sueña, aún está lejos, con ser el valenciano que más partidos juega en Primera (Robert, 429 y Fernando Gómez, 421, son los primeros). Hace ocho meses, sin embargo, el panorama era el siguiente. Con Hélder Postiga, Jonas y Dorlan Pabon en la plantilla, el Valencia incorporó al brasileño Vinicius y el chileno Vargas. Alcácer adelantó a todos en los gustos de Pizzi. Fue entonces cuando Rufete se terminó de convencer de que debía tener su espacio en el Valencia del futuro. Eso sí, con contrato hasta 2016 y 18 millones de cláusula, aquellas dudas del club pesarán en la negociación.

De sanciones. Pendiente de recurso aún, eso sí, la noticia la semana pasada en Francia fue la sanción de seis meses a Brandao, delantero del Bastia, por dar un cabezazo al veterano Motta. El castigo permitió recuperar el historial de mayores sanciones en el país que encabeza Cyril Jeunechamp. En 2012 recibió un castigo de un año pero curiosamente, no lo hizo por agredir a un jugador, sino a Geoffrey Joudren, periodista de L’Equipe.

De verde. Y un entrañable detalle. Coincidiendo con el décimo aniversario de su muerte, el Nottingham Forest rindió un emotivo tributo anoche a Brian Clough, el entrenador más grande de su historia (dos Copas de Europa). Así, regaló entre sus aficionados antes de la eliminatoria de la Capital One ante el Tottenham mil sudaderas verdes, la prenda talismán que Clough jamás dejó de vestir hasta su muerte. Merece la pena ver su historia en la película The Damned United.