Me encantaría que, por una vez, Ancelotti hiciese un error o se enfadase delante de las cámaras y los micrófonos. Así nos daría una buena razón para meternos con él. Pero cuanto más pasa el tiempo, más me doy cuenta de que el entrenador se está construyendo una carrera madridista intachable. Cualquier intervención suya destaca por la calidad de su reflexión, por su sencillez, su respeto por sus interlocutores… Y por su humor. Dijo Nietzsche que “la potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar”. Y nadie puede negar que Carletto es muy inteligente.

No sólo aprovecha el humor para escapar de las preguntas cuyas respuestas podrían perjudicarle a él, al equipo que dirige y al club al que pertenece, sino que, sobre todo, lo usa para reírse de sí mismo. Por ejemplo ayer, cuando se atribuyó con ironía el mérito de los goles de Cristiano. Simplemente un crack.