La mujer está en auge. Y bien que lo agradecemos y celebramos, porque suyas son la mayoría de las medallas que ganamos. No es por ella, y volvemos de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 avergonzados. La tendencia continúa y, como dice Ana Muñoz, sólo hay que esperar al domingo para saber a qué mujer le toca subir al podio. Hace años que el Consejo Superior de Deportes y el Comité Olímpico Español pusieron en marcha programas de ayuda a la mujer, y ahí están los resultados. La mujer española pudo mostrar su altísima capacidad competitiva, y actualmente está muy por encima del hombre en cuanto a rendimiento. Tanto es así que lo que habría que poner en marcha ahora serían programas de ayuda al hombre.

Lo que sorprende es el anuncio de Ana Muñoz sobre el cupo de las mujeres en las federaciones y las consecuencias de quienes lo incumplan: tres directivas al menos o no habrá subvención. Hay algo de coherencia en esta decisión. Ana Muñoz lo implanta como una exigencia acorde con los resultados y el número de licencias de la mujer con respecto al hombre. Cree que así será más fácil la transición de la mujer-deportista a la mujer-gestora. Hay un riesgo: las mujeres-florero que no quiere admitir. Pero si las hubiere tampoco se perdería nada. Sustituirían a los hombres-palmero que tanto proliferan. Al fin y al cabo seguiría mandando quien decide: el presidente. Pero así al menos se tiende un puente a la mujer. Se lo ha ganado.