P. P. San Martín

Isco fue una luz en la espesura de Sofía

En el once inicial de Ancelotti en Sofía sólo dos jugadores entraron al campo enchufados: Cristiano Ronaldo e Isco. En el portugués resultó esperado; en el malagueño tuvo un mayor valor, pues se le considera un suplente habitual y ponía en juego su credibilidad para ganarse un puesto como titular en el futuro.

Isco fue una luz en la espesura del Madrid, un faro referencial del juego, mientras que la mayoría de sus compañeros estaban aturdidos por el gol inesperado del Ludogorets al arrancar el partido. Por fortuna para Cristiano, encontró un buen socio por esa banda izquierda para trenzar jugadas y firmar entre los dos las pocas cosas buenas que se vieron durante más de una hora de partido.

Isco jugó con Modric e Illarra en la medular, y ninguno de los dos tuvo su gran día. En especial el croata, que después de brillar contra el Villarreal, se vino ayer abajo. Tampoco Illarra tuvo empuje, para ser justos.

Gracias a la aparición permanente de Isco, el Madrid mantuvo la compostura y hasta puso un gol en bandeja a Chicharito que este convirtió en un insólito despeje hacia afuera.

Quedó constancia de la reivindicación de Isco, como también se comprobó que el partido se le hacía largo por el esfuerzo de subir y bajar. Ancelotti lo vio y lo relevó por James de manera acertada. El técnico sabe que tiene un jugador de garantías en Isco.