El peligro de dictar la agenda o ser un transmisor de virus

Primero de periodismo. La primera bofetada que se llevan los aspirantes a periodistas llega en la universidad cuando descubren que para pasar de curso y sacarse el título hay que aprobar una cosa llamada Teoría de la Comunicación de Masas, Semiótica o algo así que nada tiene que ver con trabajar en un diario. Oficio que hace tiempo se basaba en mantener la ceniza del cigarrillo lejos del teclado, llegar medianamente sereno a la hora de cierre y escribir rápido cuando pasaba algo. Y siempre con la radio a todo volumen. Hasta que llegaron los listos que definieron la agenda.

¿Quién decide qué? Pues bien, un buen día, toda esta colección de catedráticos que jamás pisó una redacción decidieron inventarse la agenda. Y les funcionó. Las noticias se decidían desde los despachos, no desde la calle. Los reporteros que antes salían a relatar crímenes, fichajes y desfalcos vieron cómo desde un despacho les dictaban la agenda. El comunicado de prensa, el vídeo de internet. Platos precocinados en microondas. Calentar y servir descartando de la catarata de comunicados los menos atractivos.

A la enésima potencia. Con el desarrollo de internet y las Redes Sociales el menú ya no te lo canta el dueño del restaurante (el club o la corporación), ha llegado el momento en el que algunos empleados ya dirigen la opinión pública. Desde sus plataformas en la Redes, los protagonistas dictan los temas a seguir. Un bucle. Estamos tan acostumbrados al adocenamiento que todo lo que se salga del País de las marcas, promociones y maravillas que adornan los mensajes de nuestros referentes deportivos despiertan recelo.

¡Vamos equipo! Es curioso que se penalice a los que dicen algo diferente. Que tenga más aceptación un mensaje del tipo “Vamos equipo” adornado con una foto en ropa interior de un grupo de jugadores que una opinión política de un deportista es para hacérselo mirar.

Cuidado. Y ojo, porque según la empresa de seguridad y antivirus McAfee teclear en el buscador el nombre de Sergio Ramos, uno de los pocos que aporta algo más allá de la cosecha de un community manager a la red, comporta un 20 por ciento de posibilidades de que te contamine un virus. Marcar la agenda o contaminar. Nueva asignatura inútil.