Mestalla se pregunta...

¿Quién les para? Durante 13 minutos el Valencia arrolló al Atlético de Madrid. La intensidad con la que saltaron los ché al terreno de juego logró sacar de primeras la peor versión del vigente campeón, un equipo que sorprendió a propios y extraños por errores como los de Miranda y que cuando se puso a jugar como sabe tenía ya una losa de tres goles que no pudieron contrarrestar. El Valencia aparece en los partidos con un ímpetu que deja en evidencia incluso a todo un equipazo como lo es el rojiblanco, porque en Mestalla los de Simeone dejaron constancia -una vez espabilaron- que lo son, lo cual da si cabe más valía al triunfo blanquinegro. Dijo Nuno que para él lo más importante fueron los tres puntos, si bien, la victoria de los suyos va más allá de lo estadístico. Pongámonos en el caso contrario, es decir, que el Atlético hubiese ganado. Una derrota hubiera significado un bajón en la autoestima ché. Pero sucedió más bien lo contrario. Este Valencia va en serio y con la química que emite Mestalla puede que tenga razón Simeone cuando dice que “muy mal lo tienen que hacer para no estar entre los cuatro primeros”. Queda toda una Liga por delante y el tiempo dirá en qué puesto quedará este Valencia.Si cuarto o más arriba, o más abajo. Pero uno se pone a mirar a su alrededor y no sabe muy bien quién puede ponerle el cascabel a este gato blanquinegro.

¿Quiénes somos? El Valencia ayer mostró de primeras su pegada y después que también sabe sufrir. El equipo de Nuno compite con mayúsculas. Autogol de Miranda aparte, el roto que le hizo Andre Gomes al central rojiblanco en la acción del segundo fue como mojar pan en el aceite de una ensalada. Un gustazo para el cuerpo. Y para cuerpo, el de Otamendi. El argentino entró a rematar en el córner que significó el 3-0 a lo bola de acero de pinball cuando se empieza partida. Otamendi va de líder y cada partido recuerda más a quién le convenció para fichar por el Valencia: Fabián Ayala. Pero, lo dicho, no solo de goles vive este Valencia. También de su brega. Partidazo de Javi Fuego, posiblemente el futbolista que hoy en día más necesita el entramado de Nuno. Parejo se levantará hoy con moratones en sus piernas como si fuera un tatuaje de serpiente enrollada, y no dirás que se escondió pese a lo que le dieron. Gayá nos está engañando, porque no puede tener 19 años y jugar con semejante desparpajo. Rodrigo es desequilibrio y Alcácer, como Piatti, Barragán, Mustafi, Orbán, Feghouli o Filipe, se lo dejó todo. Y me dejo para el final a Diego Alves, seguramente el hombre que alteró con su parada en el penalti el transcurrir del encuentro.

¿Quién nos calla? A Mestalla, nadie. Ni los zoquetes que lanzaron objetos al autobús del Atlético, a los que busca la Policía y como los encuentren que se despidan de volver al estadio, eclipsan la magia que rodea hoy Mestalla. Ambientes de ‘finales’ de mayo en jornadas de Liga de octubre. El estadio parece otro. No es por una o dos manos de pintura. Es por el concepto. Y la afición es la de siempre. Pero ahora está alegre. Orgullosa. Va al campo. Se divierte. Y lo transmite. Y les premia. Mágico minuto 10 con ese homenaje a Kempes, como de piel de gallina fue la despedida a los de Nuno. La cara de Lay Hoon y Kim Koh a la conclusión del partido en el palco lo decía todo. Lógico. El Valencia sigue sin conocer la derrota. Suma 17 de 21 posibles. Ha marcado tres goles en cada uno de sus partidos en casa... Y ahora que hay parón por selecciones, hablaremos del gobierno.