El país de la envidia

Fue una inmensa suerte para la Liga española que un futbolista excepcional como Zidane pasara los cinco años más importantes de su carrera en el Madrid. Es algo muy bonito para la imagen de España que haya decidido seguir viviendo aquí con su familia. Y yo pensaba, con algo de ingenuidad, que los amantes del fútbol se alegrarían de verle entrenar en este país. Zizou tuvo varias ofertas de fuera, incluida una muy interesante en Primera División, del Girondins de Burdeos, su antiguo equipo. Pero prefirió el desafío de coger al Castilla, que acababa de bajar a Segunda B.

Creía, como el tonto que soy, que la gente sabría valorar que uno de los más grandes jugadores de la historia fuera capaz de mostrar tanta humildad y tanto deseo de aprender, que empezase desde abajo. Pero me equivoqué. Muchos de los que teníamos ilusiones en el mundillo del fútbol español nos equivocamos. Un día, en una entrevista, Raúl González Blanco me dijo que “España era el país de la envidia”. Con la cantidad de barbaridades que se han dicho sobre Zinedine Zidane en los últimos días, vamos a tener que darle la razón…