Las esperanzas se tornaron en tinieblas pero había vuelto a lucir el sol… al menos de momento. A Carlos Sainz Jr. le pidieron que ganara las World Series 3.5 como paso previo a la Fórmula 1 y en ello está, a punto de conseguirlo el próximo fin de semana en Jerez. Pero primero se cruzó en su camino ese portento de precocidad que es Max Verstappen, dando cerrojazo a sus aspiraciones en Toro Rosso; sin embargo, la salida de Vettel de Red Bull y la ascensión de Daniil Kvyat al primer equipo le daban una nueva oportunidad al madrileño. Parecía que está vez nada se interpondría en un destino que apunta directamente a los grandes premios. Sin embargo, su mayor enemigo puede ser el dinero, ese tan poderoso y que tanto influye en un deporte muy afectado por la recesión económica.

El talento importa, sí, pero también los recursos que puedan generar los equipos más modestos, los de la segunda mitad de la parrilla. Y en ese sentido, Sainz Jr. puede estar en clara desventaja, puesto que en los planes de Toro Rosso han aparecido alternativas quizá más interesantes financieramente para la segunda escudería de Red Bull, que necesita de esas aportaciones. Sobre todo si se confirma la salida de CEPSA, la petrolera que debería servir de aval para el español pero que se está planteando muy seriamente abandonar este patrocinio (seguramente para centrarse en el fútbol, concretamente dando nombre al estadio Santiago Bernabéu). Un supuesto nada favorable para el joven madrileño, que podría convertirse en una víctima más de esta Fórmula 1 de maletines.