Un millón de espectadores en el Calderón. Más de once millones de seguidores en las redes sociales. Un equipo de fútbol en India. Un inversor chino dispuesto a poner 50 millones. Y las líneas aéreas de Turquía interesadas en patrocinar el nuevo estadio. La conclusión es clara: el Atlético está de moda. Y el gran valedor se llama Simeone. El Cholo, en tres años, ha ganado cinco títulos y, sobre todo, ha devuelto la fe a una afición que estaba bastante desengañada. Hasta trece jugadores se han visto involucrados en el virus FIFA de estos días por acudir a sus respectivas selecciones. La revalorización de la plantilla es notoria. Y hasta los números presentan un balance positivo, superavit de cerca de dos millones de euros y se han pagado más de 90 millones de euros a Hacienda. El Atlético está viviendo la mejor etapa de su historia.

Ahora lo importante es no salirse de este sendero. Como decía el Cholo tras ganar la final de la Europa League al Athletic en Bucarest, lo más bonito iba a ser que al día siguiente los niños llevarían sus camisetas rojiblancas al colegio. La marea colchonera es evidente que ha aumentado. Cerca de 800 peñas repartidas por el mundo. Este Atlético interesa y es diferente. Enamora porque sus jugadores se dejan el alma sobre el campo y su entrenador les ha metido esa mentalidad ambiciosa que nunca ha sido norma de conducta en el Atlético. Y todavía falta lo mejor por llegar. Aunque en la Liga es el campeón y no va a regalar el título, lo cierto es que este año por el Calderón hay un morbo especial por las competiciones del KO. Tanto la Champions como la Copa son el gran objetivo y la masa social ya ha comenzado a pedir billetes para Berlín.