Una muy difícil identificación

Jugadores del Unicaja ayer ante el Zagreb: Markovic, Vasileiadis, Toolson, Thomas, Nguirane, Karahodzic, Granger, Vázquez, Kuzminskas, Stefansson, Green y Golubovic. Sólo un español en el equipo. El tema de la permanencia e identificación de los jugadores en los equipos fue precisamente uno de los temas debatidos en la cumbre de baloncesto que celebramos esta semana en AS. Se ha llegado a un punto que es difícil saber dónde se encuentra uno. Otro ejemplo. Equipo del Baskonia el miércoles frente al Neptunas: White, Iverson, Caseur, Gomes, Shengelia, Perkins, Diop, Tillie, San Emeterio, Heurtel, Johnson y Bertans. Aunque aquí ya es costumbre, sólo un español. Como en el Unicaja. Estadounidenses, por cierto, cinco.

No hay problema. La Euroliga no mira los pasaportes. Esto es algo muy tentador para los equipos que quieren ganarla. Como esos jugadores también tienen que jugar la Liga, donde sí hay cupos, vienen los trapicheos. Hoy en día no es difícil obtener un pasaporte de conveniencia a través del matrimonio, de antepasados o simplemente porque un país conceda la nacionalidad a un jugador para reforzar su selección. Así se van llenando los equipos de foráneos, y sólo el Valencia (cinco españoles) y el Madrid (cuatro) resisten el envite. El Barcelona va cediendo, y esta temporada mantiene a Navarro y Abrines, con Oleson español para la Liga y estadounidense para la Euroliga. ¿Esto es poner las cosas fáciles al aficionado?