El Liverpool, muy lejos del Madrid

El plan del Liverpool estaba claro: un centrocampista más, mucho movimiento sin balón y morder al inicio para que también jugara Anfield (Avram Grant, siendo entrenador del Chelsea, un día puso Anfield en la pizarra, en el dibujo táctico del Liverpool, como si fuera un jugador). Brendan había visto que el Madrid, a veces, empezaba los partidos atontado. Debían ser vídeos de antes de la derrota ante la Real Sociedad. Ahora cuesta encontrarle defectos a un equipo que juega en corto, en largo, que presiona arriba, que tuvo ayer en Isco al mejor centrocampista defensivo. Se hinchó a robar balones. Rodgers mostró vídeos de Cristiano a Balotelli para recordarle lo que debe hacer un ‘9’ sin pelota y éste hizo más carreras al espacio en el primer cuarto de hora que en toda la temporada (bueno, casi) porque el Madrid deja espacio detrás de los centrales, quizá la única rendija por donde meter una jugada. Pero ni la velocidad de balón, ni la actitud defensiva de sus delanteros, ni el orden sobrevivió a una jugada extraordinaria.

El movimiento de Cristiano, el pase de James y la finalización del primer tanto acabó con todo. Con la esperanza, el juego, la táctica, con la construcción ordenada desde atrás, con la agresividad defensiva. Quizá menos con Coutinho, que lanzó un balón al poste. Pero sí con Balotelli, que no salió en la segunda mitad: Rodgers acabó por perder la paciencia con un jugador que al cuarto de hora dejó de hacer lo que tenía que hacer. En todo caso, ni con otro centrocampista en un revolucionario 4-6-0 (sin delantero centro, buscaban llegar en lugar de estar) mejoró el Liverpool pese a que el Madrid se relajó en una segunda parte que confirmó las limitaciones de los reds.