Con Courtois en la espalda

Llegó para el banquillo y se ha quedado con la plaza titular. Se lo ha ganado, además, justicia antes que capricho. Una conquista. Contra los pronósticos del talonario y los prejuicios como arquero de poses, ahí le han puesto sus propias actuaciones y también las de su competidor. Salvo en Valencia, Moyá no ha tenido lagunas ruidosas. Está bien protegido por la táctica y por unos centrales de primera, pero cumple y no asusta. Pero claro, no es Courtois. De saque, Moyá no responde al perfil de portero titular de un equipo como el Atlético. Por edad y tablas, sí al de su principal suplente. El Aranzubía de este año, un tipo sin grandes aspiraciones, que no incomode pese a la falta de minutos y que esté para las emergencias. Pero nadie habría descorchado una botella de cava para celebrar su fichaje como sucesor del mejor portero de la historia del Atlético.

Mejor que el suplente anterior, sí, con mucho. Pero Courtois, ni de lejos. Y es esa sombra sin embargo la que le va a perseguir, la comparación contra la que va a ser permanentemente examinado. La ausencia del belga aún no se nota, pero sí se acusa (la bolsa de goles en contra pesa más que pesaba). Y aunque no era su reto, Moyá lo heredó. O lo conquistó. Y le va a costar ganarlo.