Pequeños detalles que definen el éxito en MotoGP

Sonará a obviedad pero creo que en ocasiones lo olvidamos: MotoGP es una categoría muy compleja técnicamente. Todo el motociclismo de competición al máximo nivel es exigente en su ingeniería, pero en el caso de la categoría reina este condicionante se antoja como determinante en la búsqueda del éxito. Pequeños detalles, matices prácticamente insignificantes, aciertos y errores en la puesta a punto sirven para ensalzar a la gloria a un piloto… o hundirle en la derrota. Escuchando estos días, durante el GP de Malaisia, los versados comentarios de Álex Crivillé, Alberto Puig y Juan Martínez en las transmisiones de MovistarTV he vuelto a tomar conciencia de una realidad tan indiscutible. Ellos conocen a la perfección lo que se cuece en un box de MotoGP y sus explicaciones nos permiten incidir en la complejidad del asunto.

Los neumáticos, su duración y comportamiento variable con el paso de las vueltas son claves de este motociclismo moderno; también puede marcar diferencias (lo podemos apreciar por la brecha entre las motos oficiales y el resto) la sofisticada gestión electrónica del motor; afectan los desarrollos de las relaciones de cambio, la regulación de las suspensiones, la resistencia de los frenos… En fin, mil y un aspectos que sirven para que los pilotos puedan sentirse cómodos con su montura y buscar unos límites que les acerquen al objetivo del triunfo. Marc Márquez también lo recalcó tras lograr su duodécima pole del año: fue sustituir una moto (en este caso tras una caída) con una puesta a punto errónea por otra que iba fina y todo varió como de la noche al día. Exigencia técnica extrema que contribuye a hacer de este deporte algo tan especial.