Perdonen, pero esto se veía venir

De un tiempo a esta parte, cuando el Barça visita el Bernabéu hay que dar tres cosas por descontadas: que Cristiano marcará, normalmente de penalti; que los saques de esquina son un parto, en cualquiera de las dos áreas y que puestos a correr, al Madrid no lo van a pillar jamás. Todos esos pecados se sucedieron en una serie de despropósitos de un Barcelona que sale de Madrid con mucho para replantearse. Que 180 millones después, sigas dependiendo de Alves como lateral, con el mismo centro del campo que ganó la Champions en Wembley y fiándolo todo a la inspiración individual de las figuras, dice muy poco del trabajo en el día a día. El Clásico deja muchas dudas y señala a varios futbolistas que han sido desactivados por su propio entrenador. Alba se está preguntando aún qué ha hecho mal para no jugar; Bartra sigue sin entender para qué sigue en el póster; Rakitic, que llegó para dar un vuelco al estilo del equipo se quedó fuera del primer gran test de la temporada y cuando salió no dio pie con bola.

En un partido en el que Cristiano no estuvo tan descomunal como acostumbra, el Madrid superó al Barcelona en el juego colectivo, que únicamente se sustentó en el bando blaugrana mientras Xavi estuvo en el terreno de juego. Se confirma que los números del equipo de Luis Enrique eran mejores que su juego. El desplome en la segunda parte ahonda la sensación de que queda mucho trabajo por hacer. Ahora se agarrarán a Luis Suárez, pero el problema es colectivo.