La indignación se traslada a la grada

Las alarmas empiezan a conectar las luces en torno al Elche. La derrota en Valencia deja muy mal sabor de boca. No sólo para el aficionado, también para el cuerpo técnico. Las declaraciones de Escribá han retumbado en la sala de prensa de Mestalla. “Estoy indignado”, ha repetido dos veces. En 18 minutos, su equipo ha regalado dos goles a balón parado. El tercero se lo ha marcado en propia puerta. Podemos poner nombre a los responsables de cada marca, aunque el entrenador ya ha apuntado la matrícula. Falta intensidad y concentración en los partidos. Te pueden ganar a calidad, pero nunca en esfuerzo y en atención. Un equipo como el Elche no está para regalos. Ya es el segundo más goleado de Primera.

El runrún con los árbitros se le ha pasado por la cabeza a Rodrigues en la primera ocasión del partido, en la que ha estado más pendiente de caerse que de meter a Alves en la portería. Otro fallo imperdonable. Y esta vez no ha sido del árbitro. Son demasiadas concesiones. Sin embargo, tampoco hay que olvidar la responsabilidad colectiva. Con 2-0, el primer cambio de Escribá ha sido Álvaro. Fayçal ha quedado para los minutos de la basura, en ese tramo de partido en el que ni siquiera Pasalic encuentra un sitio. Enzo Roco y Jonathas salvan la cara, pero con el nivel que muestra el resto no da para mucho. Falta Mudingayi, que hoy lo ha visto oscuro desde la grada. Con este panorama no sé quién va a dar un préstamo para hacerle la ficha. Ahora sólo queda pensar en el Espanyol, Getafe y Córdoba. No queda otra.